Vaya partidazo el que nos dejaron Alcaraz y De Miñaur en Rotterdam. Una final que tenía de todo: tensión, cambios de ritmo, y un final que dejó con la boca abierta a más de uno. Alcaraz se llevó el título, su primero del año, con un 6-3, 2-6, 6-4, y demostró que, aunque no esté en su mejor día, siempre tiene algo más bajo la manga.
Primer Set: Alcaraz marca el ritmo
Embed from Getty ImagesEl comienzo fue todo de Alcaraz. El chaval entró con las pilas puestas, y se notó. En el tercer juego, después de un punto largo y lleno de intercambios, rompió el saque de De Miñaur con un passing shot que dejó al australiano clavado en la pista. Fue el momento clave del set.
El servicio de Alcaraz funcionó como un reloj. Metió el 80% de primeros servicios, y eso le dio mucha tranquilidad. Además, sus golpes desde el fondo, sobre todo esa derecha ganadora, hicieron daño. El set se lo llevó 6-3 en 35 minutos, sin demasiados sobresaltos.
Lo que más impresionó fue cómo manejó los puntos importantes. Cada vez que De Miñaur intentaba meterse en el partido, Alcaraz le cortaba las alas con un golpe ganador o una dejada perfecta. El australiano no encontraba la manera de romperle el ritmo.
Segundo Set: De Miñaur responde
Embed from Getty ImagesPero ojo, que De Miñaur no es ningún regalito. En el segundo set, el australiano ajustó la tuerca. Empezó rompiendo el saque de Alcaraz en el primer juego, y ahí se notó que el partido se ponía interesante.
El revés de Alcaraz empezó a fallar, y De Miñaur lo explotó. Jugó profundo, buscando los pies del español, y forzó errores. Alcaraz, que en el primer set había sido tan sólido, empezó a perder fuelle. El servicio no le entraba, y los no forzados se acumularon (9 en el set).
De Miñaur, por su parte, se movía como un rayo por la pista. Cada pelota que parecía imposible, la devolvía. Y así, con un tenis más consistente, se llevó el set 6-2. Parecía que el partido se le escapaba de las manos a Alcaraz.
Tercer Set: La batalla definitiva
Embed from Getty ImagesPero bueno, esto es Alcaraz, y el chaval tiene algo que lo hace especial. En el tercer set, se notó que había resetado la cabeza. Volvió a confiar en su juego, y eso se tradujo en el marcador.
El momento clave llegó en el sexto juego. De Miñaur, con un segundo servicio flojo, le dio la oportunidad a Alcaraz de romper. Y el español no la desperdició. Con un passing shot cruzado que rozó la línea, se puso 4-2. La pista estalló.
A partir de ahí, fue cuestión de aguantar. De Miñaur no se rindió, y tuvo dos bolas de break en el octavo juego, pero Alcaraz las salvó con dos primeros servicios brutales. Y en el último juego, con un ace directo, cerró el partido 6-4. El puño al aire y la sonrisa lo decían todo: Alcaraz volvía a ganar.
Claves del partido
- El servicio de Alcaraz: 14 aces y un 80% de primeros servicios en el primer set. Cuando le entró, fue imparable.
- La resistencia mental: Después de perder el segundo set, Alcaraz supo resetearse y volver a su juego. Eso marca la diferencia.
- De Miñaur, cerca pero no suficiente: El australiano mostró su mejor versión, pero en los momentos clave, le faltó ese punto extra que tienen los grandes.
Después del partido
Alcaraz levantó su 17.º título ATP, y el primero en pista dura bajo techo. Un hito importante, sobre todo porque iguala a Nadal en títulos en esta superficie. Además, este triunfo le da un chute de confianza de cara a Indian Wells y Miami, donde seguro que quiere seguir sumando.
Para De Miñaur, la final fue un paso más en su progresión. El australiano, que tiene raíces españolas, sigue demostrando que está entre los mejores, pero todavía le falta ese último paso para ganar torneos grandes.
En resumen, Alcaraz volvió a demostrar por qué es uno de los jugadores más emocionantes del circuito. Aunque no fue su mejor partido, supo adaptarse, aguantar la presión y cerrar cuando tocaba. Rotterdam será un torneo que recordará con cariño, y seguro que no será el último título que levante este año.
Y bueno, para De Miñaur, queda seguir trabajando. El talento lo tiene, pero en las finales, los detalles marcan la diferencia. Ya llegará su momento.