Carlos Alcaraz pide un cambio en el circuito ATP al detectar un problema que está causando lesiones a muchos jugadores.

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Por Marcos Álvarez Lozano

En pleno Rotterdam Open, Carlos Alcaraz no ha dudado en criticar abiertamente cómo está organizado todo. Según él, el ritmo es insostenible y las lesiones están a la orden del día. Algo tiene que cambiar, y lo ha dicho claro: “El año pasado hubo demasiadas lesiones, sobre todo de codos y hombros. Algo tiene que cambiar. Estoy seguro de que lo harán.

Pero no es solo el calendario lo que le preocupa. Alcaraz ha tirado de sinceridad y ha soltado que las pelotas y las condiciones de cada torneo son diferentes. “Casi todas las semanas estamos lidiando con pelotas y condiciones diferentes, y la verdad es que se vuelve complicado adaptarse. Pero aquí estamos, dispuestos a dar lo mejor de nosotros”, confesó.

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Aunque, eso sí, el tío no se queja demasiado. Sabe que es parte del juego, pero también sabe que hay que ponerle freno antes de que más jugadores acaben en el quirófano.

Y hablando de adaptarse, en Rotterdam no le ha sido fácil. El partido contra Botic Van de Zandschulp fue un auténtico maratón. Dos horas y media de sudor, golpes y un tiebreak de infarto en el primer set.

Al final, Alcaraz se llevó el gato al agua con un 7-6(3), 3-6, 6-1. Pero no fue un paseo. El neerlandés le puso las cosas difíciles, aunque Carlos, como siempre, sacó la casta y remontó.

¿Qué dijo Carlos Alcaraz sobre las pelotas y las condiciones del Abierto de Róterdam?

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Hablando de su adaptación a las condiciones en Rotterdam, Alcaraz no ocultó que ha sido un reto. “Tuve buenos entrenamientos para adaptarme, pero ha sido complicado. Las pelotas nuevas, todo parece moverse muy rápido… y tras un par de intercambios, la pelota se siente enorme y es un poco difícil jugar de manera agresiva con ellas”, explicó, aunque con una actitud decidida a no quejarse. “A pesar de todo, creo que uno puede demostrar un buen nivel de tenis”.

Lo que está claro es que Alcaraz no habla por hablar. Y no es para menos. Con el ritmo que llevan, es cuestión de tiempo que más cuerpos digan basta. Su mensaje es directo y contundente: el ATP Tour tiene que escuchar a los jugadores si quiere que el deporte siga creciendo.

Alcaraz, con su yeso en la nariz que ya es casi su seña de identidad, sigue demostrando que no solo es un crack con la raqueta, sino también una voz que el tenis necesita. ¿Le harán caso? Eso ya es otra historia. Pero lo que está claro es que el murciano no va a callarse. Y menos mal.

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